Como ocurre en cada final de temporada, el nombre de Gonzalo Higuaín es uno
de los más habituales en la prensa día tras día en lo que a rumores de fichaje
se refiere –sin llegar al nivel de impacto que están teniendo Neymar o Gareth
Bale-.
Incomprensiblemente siempre se postula para ser uno de los que abandonen la entidad madridista al término de cada campaña pese a tener unas cifras goleadoras que más de uno quisiera. El tema es que nunca se es justo con él ya que no es un jugador “estrella” –por decirlo de algún modo- el cual no posee cierta calidad técnica y elegancia en su futbol como si la puede tener Karim Benzema, su competidor por el puesto de delantero desde la temporada 2009-10. Y es cierto, el Pipa no desprende ese aroma de jugador técnico, exquisito en sus movimientos con el cuero, pero de lo que si puede presumir es de su lucha incansable por cada balón, por defender el escudo del equipo que le dio su primera oportunidad en Europa cuando apenas contaba con 19 años. Y eso parece que no es suficiente en frente a lo que siempre se le haya achacado desde que fichó por el Madrid, su falta de gol en las citas importantes. La última, ante el Borussia Dortmund.
El Pipita no lo tuvo nada fácil desde que llegó después de que la entidad
presidida por Ramón Calderón pagara 12 millones de euros a River Plate por su
traspaso –en ese momento también llegarían Fernando Gago y Marcelo Vieira-. Su
llegada coincidió con la salida de Ronaldo que puso rumbo a San Siro para jugar
en el Milan. Poco a poco Fabio Capello –que era el entrenador por aquel
entonces-, le fue dando minutos a los que él respondía con la máxima entrega
pero sin el premio del gol pese a sus numerosos intentos. Fue entonces cuando
recibió las primeras críticas del respetable y surgió la odiosa comparación con
Ronaldo Nazario con lo que se originó el “Igualín
que Ronaldo” (jugando un poco con el apellido del argentino).
Mientras algunos le criticaban como si no hubiera mañana, otros
consideraban algo lógico que un chico de 19 años, recién llegado a un club de
la magnitud del Real Madrid, tuviera cierta presión y por ello no pudiera
convertir sus oportunidades en gol. Pese a ello, y a parte de su indudable
entrega sobre el verde, ya se le veían cositas de lo que sería en el futuro,
gestos técnicos y movimientos de un verdadero “9” que no obtenían el premio del
gol pero que a muchos ojos empezaron a enamorar. Y es cierto que en su primera
media temporada como “merengue” solo
consiguió anotar dos goles, pero que dos goles!
El primero de ellos, y por tanto, su primer gol como jugador madridista lo
anotó en el derbi frente al Atlético de Madrid en el Calderón en un partido
donde el equipo dirigido por Capello necesitaba puntuar para no perder comba
respecto a un Barça que se iba en la clasificación. Se adelantaron los “colchoneros” tras el gol de Fernando
Torres – que rompió ese día con la maldición que tenía ante Casillas-. Entonces
apareció Higuaín para definir ante Leo Franco tras una asistencia mágica de
Antonio Cassano.
El segundo y el que mejor le define como el jugador que es, fue diez
jornadas después ante el Espanyol con un resultado final de infarto que acabó
con un 4-3 para los madridistas. Ese 12 de Mayo del 2007 se produjo la
remontada más épica de la temporada tras remontarle al equipo “perico” un 1-3 que ponía muy cuesta
arriba el partido para los madridistas que de este modo veían como se les
escapaba la liga en el 34’ de partido. Entonces, un Madrid jugando con más corazón que cabeza sacó la casta y el
coraje necesario para remontar el partido. Raúl recortó distancias para que
luego Reyes empatara el partido. Y cuando todo parecía que se iba a resolver en
un empate, apareció la figura de Gonzalo Higuaín en el 88’ tirándose a por un
balón que tenía perdido en banda derecha para hacer una pared con Reyes y batir
por bajo a Kameni. Era el 4-3. El Santiago Bernabéu exploto de alegría, y todo
gracias a la fe de ese chico de 19 años al que muchos habían criticado y que
sin saberlo, con ese gol les daría el liderato para a la postre alzarse con el
campeonato liguero.
Con aquel histórico gol lleno de garra y fe, el Pipita empezó a ganarse el
cariño de la parroquia blanca, algo en lo que también ayudó las dos asistencias,
una a Reyes y otra sirviendo un córner que remataría Diarra, en el último
partido de Liga ante el Mallorca para que el Real Madrid se proclamara campeón
de Liga. En la siguiente temporada, el argentino fue bastante criticado por su
número de errores a la hora de definir pese a que anotó 9 tantos, uno de ellos
hizo campeón al Madrid en la remontada ante Osasuna en el Sadar. Pero la
evolución que tuvo en las dos siguientes campañas le valió para meterse en el
bolsillo de una vez por todas –al menos es lo que parecía- a su afición. En la
2009-10 consiguió anotar 24 goles en 45 partidos convirtiéndose así en el mayor
activo del equipo en una temporada de olvido para el equipo blanco. En la
siguiente consiguió su mejor registro goleador, 29 goles en 40 partidos, que
una vez más no le sirvieron a su equipo para conseguir título alguno.
En la siguiente campaña y cuando más en forma estaba, una hernia discal le
haría perderse todo lo que quedaba de temporada aunque acortó los plazos de
recuperación de 6 a 4 meses para reaparecer en la famosa victoria del Sporting
de Gijón en el Bernabéu por 0-1. Acabó con 13 goles en los 25 partidos que tan
solo pudo jugar y parecía que no acababa de recuperar su mejor forma y ya se
especuló con una salida del club blanco.
Finalmente no se marchó y ayudó al equipo José Mourinho a batir todos los
records goleadores para ganar la 32ª liga blanca con una aportación de 26 goles
en 54 partidos. Después de finalizar su segunda mejor temporada, en lo que a
números se refiere, volvieron con fuerza los rumores que le situaban más fuera
que dentro del Real Madrid y parecía que su destino iba a ser el PSG.
Finalmente, y con el mismo desenlace que en las anteriores ocasiones, se quedó
en la capital de España acabando con todas las especulaciones posibles.
Y bien, en esta temporada que ha resultado ser algo convulsa en el club de
Concha Espina y en la que no se ha ganado ningún título, Gonzalo el Pipa
Higuaín lleva 16 goles a falta de dos partidos para la conclusión de la campaña
2012-13. Por tanto, parece bastante previsible que no llegue a la cifra de los
20 goles. Pero eso no ha sido lo que le ha “matado”, si no el partido de vuelta
de Champions League ante el Borussia Dortmund y en el que erró tres ocasiones
bastante claras para adelantar al equipo blanco que debía remontar el 4-1 de la
ida. En la segunda parte, fue substituido por Benzema y parte del público le
silbó por sus errores ante la portería alemana. Se le criticó duramente en los
días posteriores al partido, justo en el momento en el que su nombre volvió a
salir a la palestra de los ya habituales rumores de fichajes y salidas antes de
que acabe la temporada.
La realidad es esta. Parece que en el seno del club se quiere vender a uno
de los dos “9” del equipo y Benzema no será porque es muy del agrado de
Florentino Pérez. Por tanto, parece que el que debe salir es Higuaín, un
jugador que entiendo que no se sienta valorado ni por el club ni por la afición
pero que a pesar de ello ha luchado a muerte por defender unos colores como
pocos lo han hecho estos últimos tiempos. La afición puede demostrar su
descontento cuando el jugador no rinde a su mejor nivel, pero el club debería
arroparle (como a cualquier otro jugador) cuando lo esté pasando y mal y
demostrar que verdaderamente se le valora. En mi modesta opinión, creo que eso
se lo ha ganado a pulso.
Marc Pérez, @ksillas_petit
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